
"La cocina es un lenguaje mediante el cual se puede expresar armonía, felicidad, belleza, poesía, complejidad, magia, humor, provocación, cultura". Ferran Adrià
La comida es un placer que despierta todos los sentidos, no podemos negar que cada vez que nos sentamos a la mesa a comer se viven diferentes emociones.
Aunque parezca increíble, emociones como la tristeza, la soledad, la felicidad y hasta el amor pueden ser estimuladas gracias a lo que comemos. Lo mismo sucede cuando preparamos un platillo, la cocina nos ayuda a despertar, exprimir y comunicar nuestros sentimientos. ¿Recuerdas la novela “Como agua para chocolate” de Laura Esquivel?, es un magnifico ejemplo de una clara conexión entre los alimentos y las emociones. La protagonista refleja sus sentimientos en lo que cocina; sus platillos se convierten en un lenguaje a través del cual puede expresarse y transmitir esa emoción a sus comensales quienes se contagiaban y vivían esa emoción con una intensidad desbordante.

Hoy en día esta libertad que tiene los cocineros de inyectar sus sentimientos y despertar
emociones en sus comensales se denomina cocina emocional. En esta tendencia se
suma el hecho de que numerosos alimentos contienen múltiples beneficios para la salud
emocional, entre los que destacan; el chocolate negro, la cúrcuma, los frutos rojos, entre
otros.
En eso consiste esta tendencia culinaria, en dejarnos llevar por las sensaciones en las
que nos sumergen los alimentos. El olor a pan calentito por las mañanas hace que nos
sintamos felices, más en conexión con nuestro a día a día. De eso trata la cocina,
de entrar en contacto con lo que preparamos y comemos, apreciar cada bocado, ir más
allá de la simple producción y su posterior consumo. La cocina puede favorecer la autoestima de una persona, fortalecer sus relaciones sociales e, incluso, ¿No te sientes mejor cuando tomas una rebanada de pastel después de un largo día de trabajo?, ¿no te apetece un chocolate caliente cuando hace frio? No consiste solo en los nutrientes que nuestro cuerpo nos pide, sino en las emociones que
nuestros sentidos necesitan experimentar.
Desde un punto de vista más poético o metafórico, los alimentos que cocinamos son expresión de nuestro interior. Cuando guisamos para alguien, le cedemos una parte de nuestro cariño y de los sentimientos que albergamos. Y es muy difícil no dejarse llevar por la pasión de cocinar.
