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Comer pescado regularmente es una opción saludable.




El pescado se considera un alimento indispensable en la alimentación porque es una gran fuente de nutrientes. El pescado aporta proteínas, vitaminas y minerales esenciales (vitamina D, calcio, fósforo y Omega 3). El pescado blanco tiene la misma base de proteínas que el azul, pero hay una menor cantidad de grasa; son pescados como la merluza, la pescadilla, la lubina, el lenguado o la dorada. El pescado blanco es sedentario, no necesita hacer acopio de grandes reservas de energía y solo posee un 1-2 % de grasa en su cuerpo. Es una fuente de proteínas muy saludable y poco calórica, además de aportar vitaminas del complejo B.

Los pescados azules como las sardinas, los salmones y los atunes son trotamundos, realizan larguísimos desplazamientos a lo largo de su vida y eso los lleva a acumular entre un 5 % y un 10 % de grasa entre sus músculos. Por paradójico que resulte, cuanta más grasa contiene un pescado, más beneficios le reporta a la salud. Después de todo, no hay que olvidar que dicha grasa está formada principalmente por Omega 3.


Debemos considerar que comer pescado en grandes cantidades también tiene sus contraindicaciones, sobre todo si tenemos en cuenta que algunos de ellos son más propensos a acumular mercurio. Esa sustancia nociva está más presente en los peces grandes, los predadores que se encuentran al final de la cadena alimenticia. Por ejemplo, los tiburones se comen muchos peces pequeños, los cuales a su vez ingieren el mercurio depositado en el plancton… Aparte de este escualo, otras especies disponibles en las pescaderías, como el pez espada, la caballa y los blanquillos (de la familia Malacanthidae), también pueden contener dosis elevadas del elemento químico. El mercurio debe ser evitado, sobre todo, por las mujeres embarazadas y los niños de corta edad. 



¿Cómo elegir el pescado?
  • Elige un mercado de confianza. Un comercio especializado en pescadería, así tendrás menos posibilidades de comprar un pescado en mal estado o asesoramiento.

  • Observa todo el pescado. Algo que generalmente hacemos es mirar sólo la parte de la carne que está a la vista. La carne debe estar firme y tensa; si presionas, enseguida debe volver a su lugar. Las escamas fijas y la piel brillante también son indicadores importantes de frescura.

  • El olor lo dice todo. Los peces de agua salada tienen un aroma a mar fresco, nada fuerte. Por otro lado, los peces de agua dulce deben oler como a un estanque limpio. Si sientes olores fuertes y/o desagradables, sal de allí sin comprar nada.

  • Los ojos son el mayor indicador de frescura. Deben ser claros, brillantes y un poco saltones. Si están apagados, nubosos y medio grises, significa que ya pasó su mejor momento.

  • Observa las branquias detenidamente. Éstas deben ser rojo cereza, el pescado viejo pierde ese tinte de color fuerte y las branquias quedan un tanto marrones o de color ladrillo.





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